miércoles, 23 de noviembre de 2011

Estaba tardando...

No quisiera insistir demasiado acerca de la belleza del alano, que a fin de cuentas es demasiado evidente, sino especialmente sobre su carácter... Por ejemplo, la facilidad de su adaptación. Se puede pensar que un perro tan grande sea incómodo y fastidioso, pero no existe nada más falso, ya que el alano posee la exacta concepción de sus dimensiones y difícilmente mueve algo dentro de la casa, si no puede pasar, espera que su amigo el hombre venga en su ayuda. Muchas veces me doy cuenta de cuánto se lamenta de su suerte de gigante, apoya su cabeza sobre mi regazo y a veces una pata y lo veo que se muere de ganas de ser cogido en brazos.
Nunca pierde su dignidad de alano, pero sabe aceptar con humildad mis regañinas y sin recurrir a la fuerza logra que le haga lo que debo.
Decidido e impávido, fiero y conocedor de su potencia, ladra cuando un extraño se aproxima a su propiedad. Su voz es profunda, de tonos bajos y se puede decir que desanimadora para aquellos que tengan malas intenciones... Su sola presencia infunde respeto a los hombres y a los perros... Es difícil de conquistar por aquellos que conoce poco y se comporta siempre y en todas las ocasiones, como si el centro del mundo fuera su patrón, los demás no cuentan.
... Pienso en esta raza como en un fragmento de arrogancia de la madre naturaleza, que ha querido obsequiarnos con el aspecto físico de un atleta, potente y vigoroso, con el porte fiero y regio de un noble, la inteligencia y el equilibrio de un hombre inteligente y equilibrado y la alegría de vivir de un muchacho...

Estaba tardando en escribir sobre ellas, mis "enanas" Yigo y Akira, mis compañeras, mi alegría...no sé como describirlo, son una maravilla, el amor hecho forma, no existe nada más cariñoso y bueno, siempre solícitas ante cualquier cosa, pendientes de todos los miembros de la familia, nunca dejarían que nos pasase nada, las mejores niñeras y compañeras de fechorías de cualquiera de la familia,te miran con sus ojos color chocolate y te derrites, no les puedes decir que no a nada, son demasiado buenas... no sabría como describir todo lo que me dan sin pedirme nada a cambio.

Yigo es tan madraza... tan cuidadosa con todo y tan paciente... amable con todos los que lo merecen, nunca tiene malos gestos, siempre se comporta como debe, es toda una señorita.



Y Akira...es tan grandota que te choca verla comportarse como un cachorro, siempre está jugando y saltando, siempre está contenta, amigable con todo el mundo... con lo mal que lo ha pasado mi "pistacho" y nunca ha perdido la alegria.



Son lo más bonito que hay, mis confesoras, mi paño de lágrimas y de alegrías, no puedo quererlas más porque explotaría.





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